martes, 5 de marzo de 2013

SEDUCTORA - CUARTA PARTE



__¡Estúpida! ¡Borracha! ¡Ingrata! ¡Calentona! ¡Puta!
Mi madre que salía de la cocina se vino a mí diciendo con indignación:
__¿Qué le has hecho a tu hermano?
__Mama, entra y siéntate...
__¡Dime qué le has hecho que va tan enfadado!
__Pues siéntate te digo -y le señalé la camita segunda que hay en mi cuarto-. ¿Tú no sabes que tu hijo me quiere utilizar para sus primeras prácticas de sexo? ¿qué con el pretexto de enseñarme “a ser seductora" como él dice, buscaba el momento de desvirgarme? Y como hoy le he dicho que no venga mas por aquí pues ya lo has oído diciéndome palabrotas.
__No te creo. Tú le habrás ofendido por algo.
Me puse en pie, me acerqué dos pasos y vi que era llegado el momento de hablar:
__Tu hijo me ha llamado "hija de puta" porque cuando yo nací no estabas casada, y dice que mi padre te pagó con esta casa y luego te casaste con su padre, por eso él es legítimo y yo no...
Ya mi madre había roto a llorar y se tapaba la cara con las manos diciendo:
__¡Eso no es verdad, no es verdad!
__Pues él se lo oyó decir a unas vecinas en la escalera, que el otro novio tuyo tenía más presencia. Yo había nacido ya.
Aquí ya fue desbordar el llanto en gemidos y convulsiones. Fue en este momento cuando vi los ojos de mi madre y me di cuenta de que nunca me miraba de frente, que siempre me miraba de soslayo, y ahora que los miraba me suplicaba piedad. No sé cuál sería su pecado porque haberme tenido de soltera no me pareció tan grave, hacía tiempo que lo suponía y a pesar de verla tan angustiada no sentí piedad. Sólo le dije:
__Vete a arreglarte antes que venga papá. Y si no quieres decirme quién es mi padre, yo lo encontraré. Parece ser que elegiste bien, ya decían las vecinas que era apuesto y yo no he salido tonta así que tengo que darte las gracias. 
A esto mi madre redobló su llanto y salió de mi habitación tapándose la cara.
************
De nuevo estaba en casa Tataeu y pensé preguntarle. Ella tenía que saber muchas cosas de mi padre, pero si no me lo había contado sería por una razón poderosa y yo no quería causarle disgusto. Entré en su cuarto y me senté en la butaquita, donde me sentaba desde niña, y que ya me resultaba estrecha. No sabía como abordar el tema pues la vi un poco desmejorada. Empecé a preguntarle dónde había estado y me dijo que en casa de unos sobrinos. Yo antes no había caído en la cuenta, pero me entusiasmé:
__Entonces Tataeu, si tú tienes sobrinos, ¿verdad que son mis primos? 
Ella se quedó pensativa y yo empecé a cavilar preguntándome de que parte de la familia era.
__Tata, tú eres hermana de alguno de mis abuelos ¿no es así? Pero ¿de cual de ellos? Porque la madre de mi madre, que se llama Concepción, es muy mayor para ser tu hermana ¿no? Por cierto, cuando yo era pequeña fui a verla una vez, pero mi madre no me ha vuelto a llevar. Pero si es tu hermana nunca te llama ¿o sí te llama?.
Me di cuenta de que Tata había escondido la cara entre las manos juntas, cara y manos estaban cerca de sus rodillas y través de sus dedos fluían unas lágrimas. Me impresionó pues era como la imagen de la impotencia, del dolor, de la soledad. No podía yo suponer que mis preguntas la hicieran sufrir, pero así era. Entonces me arrodillé a su lado, la abracé, le besé los cabellos y le dije: 
__¡Pobrecita mía, sin querer te he hecho sufrir! Ya estoy viendo que tú no puedes hablar, que en esta casa hay un secreto que nos une a ti y a mí pero yo sé que me quieres más que todos los demás, incluida mi madre.
Entonces destapó su cara y abrazándome dijo:
__Yo estoy aquí sólo por ti, niña mía. Y estaré mientras tú me necesites. Pero no olvides que dependemos de unas personas con poder que manejan nuestras vidas. Dios quiera que tu pronto salgas de este pozo de mentiras y manejos en que nos tienen metidas.

Al día siguiente oí a Luisito por la cocina y me acerqué con paso tranquilo, me serví un vaso de agua y me apoyé en un mueble mientras bebía a sorbitos. Como si fuera un comentario banal dije:
__Así que tú tienes un padre y yo otro. Y ¿cómo te has enterado? ¿te lo ha dicho mamá? Aunque eso no tiene importancia, en algunas familias hay tantos padres como hijos.
__No me lo ha dicho mamá y estoy seguro de que no sabe que yo lo sé, a quien se lo oí fue a unas vecinas. Yo estaba llamando al ascensor pero decidí subir por la escalera. Ellas al creerme ajeno a sus palabras se pusieron a comentar lo bien parecido que era el otro novio, (Yo me paré sin que me vieran y lo escuché todo.) Ese, el que había ido a ver la casa con Isabel, y con la niña en brazos, lo señor que se le veía. Un poco mayor, eso sí, pero ¡qué presencia! Y la otra, queriendo cortar la retahíla, dijo: "Sí, era mucho queso para tan poco pan".
__Bueno podía ser alguien, de la familia que la acompañó ese día.
__No, también papá me ha dejado entrever algo, como que la casa es de tu padre. Y que tenemos que comprarnos otra.
__Bien, gracias por tus informaciones, de todos modos somos una familia.
Pero el hermanito no se imaginaba los deseos que tenía yo de encontrar a mi padre, donde estaba mi principio.
Como tenía que tener datos en los que apoyarme, estuve pensado y me vino la idea de preguntarle al administrador del edificio. Concerté una cita y casi sin preguntarle me dio algunos datos, pero yo quería más. Fue amable y buscó en sus archivos hasta que encontró el documento de la “Inmobiliaria BETANIA S. A.", que reflejaría quién fue el comprador. Sacó una fotocopia y leyéndola por encima me la entregó  satisfecho por haberme complacido. Me llevé el documento como quién lleva algo robado: apretándolo en mi bolsillo. Quizás este fuera el primer paso. Y dicen los chinos que un camino de mil pasos empieza en un simple paso.
Y con el papel en mi bolso no quise mas emociones de momento. Me convenía distraerme un poco. Sin pensarlo mucho me fui en busca de mis compañeras que estarían en el chiringuito. Este era un lugar especial para gente joven por su difícil acceso: entre dos calles muy empinadas quedaba una plazoleta con el suelo a distintos niveles y en un extremo estaba el bar con su mostrador en semicírculo y cercado por una cristalera que protegía algo del viento. Hoy estaba el tiempo buenísimo. Solíamos colocarnos en dos puntos: las chicas en las mesas de la terraza y los chicos en el bar, pero las idas y venidas de un punto a otro eran casi constantes. La verdad es que las chicas teníamos mas desparpajo que los chicos para acercarnos a ellos, además de tener que ir allí por las consumiciones. Yo subí por donde estaban las chicas, me senté y cogí el vaso de una de ellas para tomar un sorbo:
__¡No seas fresca, Marina! _-dijo Tere, pero Sara me dijo-: 
__¿Qué quieres? Yo te lo traigo.
Le pedí algo de limón. Tere me dijo al oído: 
__¡Es que quiere ver a ese chico nuevo! 
__¡Ah! ¿Hay un chico nuevo? ¿cual es?. 
__Ese de la camisa a cuadritos. Se llama Mario.
Miré en aquella dirección y primero vi a mi hermano que decía no sé a quién: 
__Mi hermana es imbécil, estúpida, es... 
Lo miré y me pareció repugnante. Quizás había bebido. Uno de los camareros le miró con reprobación. Me figuré que ya estaba dando la lata. Apareció Sara con mi bebida y detrás de ella la seguía Mario para que lo presentaran. Empezó con tono de broma: 
__Decían que hoy faltaba Marina, supongo que eres tú. 
__Sí, yo soy Marina, o Isabel, puedes elegir. 
Se oyó una voz entre estentórea y atiplada: 
__Sí, esa es la inútil de mi hermana. 
Mario que tenía mi mano todavía cogida, me miró a los ojos, vio que estaba a punto de llorar y me dijo en voz baja: 
__Pues yo querría una hermana como tú.

Cuando llegue a casa leí el documento de la casa, que se refería en general a quién y como abonaría los recibos de la comunidad. Al final había una nota: “según acuerdos que se firmaron en presencia de los Notarios don E. Benítez, don J. M Turón y doña C. Urbano”.
Así que el pasito siguiente era buscar esa Notaría. Por suerte aún existía, en la calle Navas de Tolosa 45, entresuelo, derecha.