martes, 27 de marzo de 2012

EL TRIUNFO DEL AMOR.

Inspirado en la música religiosa de la ópera
"Cavallería Rusticana" de Pietro Mascagni.


Diálogo I

__¡Augusta, Augusta! ¿me oyes? ¡ven aquí!

__Aquí me tienes, esposo mío, dime.

__Tenemos que hablar de algo importante. Ya sabes que la semana pasada estuve hablando con el abad mitrado de San Calixto. Quiere comprar buenas maderas para el techo de un nuevo refectorio que va ha construir en su monasterio. No sé si sabes que a su vez es el director espiritual de las monjas de San Donato (que fue discípulo de San Benito) y me estuvo hablando de lo bien que va el convento, tienen muchas aspirantes a ingresar en él por la fama que tiene. Allí hay medio centenar de mujeres felices, de varias edades y de distinto origen. Su vida está tan organizada en horas de trabajo y de asueto, que todas están alegres.

__¿Todo eso te ha contado un abad mitrado, que las visita tres veces al año? ¿puede decir que todas están contentas y que hay varias deseando entrar?

__Sí, todo eso. ¿es que lo pones en duda?

__Me extraña un poco, aunque si tú lo encontraste creíble, será cierto.

__Pues por eso mismo, porque me ha parecido cierto, he pensado en llevar allí a nuestra hija. Creo que tendrá una buena vida y será feliz.

__Lo das por cierto.

__Sí, ya lo hemos hablado el obispo, la abadesa y yo. Están conformes en acoger a nuestra hija mañana, que es la fiesta de la Asunción y reciben a otras tres muchachas.

__¡Dios no lo quiera!

__¿Qué dices, estúpida mujer?

__¿Y a tu hija le has preguntado si quiere entrar en un convento de clausura?

__¿Qué sabe ella lo que le conviene? ¡Para eso estamos los padres!

__Me hubiera gustado verla casada.

__¡Quita de ahí, estúpida mujer, no quiero un hombre cerca de mi hija!

__¡Dios nos asista, Rocamaldoro!


Diálogo II

__¡Giulio, Giulio! ¡escucha! ¡para!

__¡Ah, Pietro! Ya paro, corre, sube pronto ¿qué haces tú por aquí, no estabas en Mastretta?

__Sí, estaba y allá voy contigo si vas allí. O pierdo la vida si no llego a tiempo.

__Sí que voy, a vender estos melones y una canasta de tomates, no los pises.

__Estaba allí, pero mi amo me dio una semana de licencia y vine a ver a mi madre. Mi hermano se vino ayer y me ha contado que hoy, por ser la fiesta de la Virgen Consolata, mi amo va a entregar su hija al convento de San Donato.

__¿Quieres decir que no te ha invitado a esa ceremonia?

__¿Cómo iba a invitarme? Lo que ha hecho es apartarme para que no se lo impida.

__¿Cómo ibas a impedírselo? Es su derecho de padre entregar su hija a la Iglesia o bien darla en matrimonio.

__Pues por eso yo puedo impedírselo, porque ella es, en secreto, mi esposa.

__¿Cómo? ¿La joven Bianca se ha entregado a ti en secreto y está conforme en ir al convento?

__Conforme o no, no puede negarse. Creo que su padre ignora lo nuestro pues habría formado un escándalo, pero quizás lo sospeche.

__¿Y qué piensas hacer ahora, hablar con él?

__No sé si habrá tiempo. Pero ¿oyes eso? Están repicando las campanas.

__Sí, por la fiesta de la Virgen. En todos los templos repican.

__¡Ah! Acaba de ocurrírseme una idea. ¿Pasamos por alguna iglesia?

__Sí, pasamos por San Eloy.

__Pues me bajaré un momento, tú me esperas. Voy a confesar.

__¿Para hablar con tu amo necesitas confesar?

__Es mejor ir con la conciencia limpia.

__Pues ahí tienes la iglesia, yo tengo que parar en otra calle. Pero si tardas me voy.

__Ve despacio.

…………………………………

__¿Qué es ese bulto que traes?

__EL cura me ha encargado que lo lleve a las monjas, ya que voy allí. Es un copón con hostias y una capa de ceremonia, hoy necesitan refuerzos. Lo pondré en este canasto, no se puede llevar a la vista un copón de oro.

__Se oyen más campanas ¿sabes dónde está el convento?

__Sí, al final de la calle San Donato.

__¿Qué vas a decirle a tu amo, el señor Rocamaldoro?

__Quizás se lo haya dicho ya su hija, o tal vez su esposa. Pero de cualquier modo hoy lo va a saber.

Diálogo III

__¡Paso, paso, por favor, tengo que llegar al altar!

__¿Por qué no va por la otra puerta, no ve que está lleno?

__Por la sacristía está cerrado, ya están todos en el altar, y yo traigo las hostias para consagrar.

__Pase, pero mire dónde pone los pies, hay mujeres arrodilladas.

__Descuide, no puedo permitir que se me caigan las hostias ni que se me enrede la capa.

Diálogo IV 
__¡Eminencia Reverendísima, tened la bondad de escucharme antes de comenzar esta ceremonia absurda por parte de la familia y de la Iglesia! Esta mujer que pensáis entregar al servicio de Dios no está libre. No puede jurar amar sólo a Dios ya que antes me lo ha jurado y se ha entregado a mí, Pietro Lansi Odelo.

__¿Es cierto lo que dice este hombre?

__sPietro Lansi! ¡salid de aquí inmediatamente! ¡estáis ofendiendo a Dios con la mentira y con esa ropa que no os corresponde, y a mi honor y al de mi hija!

__Esta capa la tomé prestada sólo para que me dejaran entrar a tiempo de evitar esta farsa. Ya me la quito y soy sólo Pietro y digo la verdad. Vuestra hija Bianca me entregó su amor, de palabra y de hecho, ante la Virgen, en vuestra casa. Y vos lo sospechabais, por eso me alejasteis de aquí para la ceremonia.

__¿Es verdad eso, maldita hija?

……………………………

__Fíjese hermana Antonia…

__Ya lo veo, hermana Sara, la hija está diciendo que sí, la abadesa se tapa la cara y rompe a llorar...

__La hermana Donotila se ríe con disimulo...

__Creo que la madre se está desmayando...

__Sí, desde aquí la veo en el suelo.

__No me extraña, con las barbaridades que está diciendo su marido.

__No podíamos esperarnos esta escena terrible…

…………………………………

__¡Bianca, maldita hija, maldita mujer! ¡reniego de ti, ya no eres mi hija! ¡maldita eres mil veces!

__¡Pietro! ¿Qué has hecho? ¡No somos libres de amarnos!

__¡Bianca, amor mío, no temas, no te rindas ahora, no llores, no te desmayes!

__Bianca, abre la boca, toma unas gotas de este vino que te reanimará.

__¡Hermana, ese vino es para la misa, será la sangre de Cristo!

__Sí madre, pero si Jesús dio su Sangre para salvarnos, bien podemos reanimar a esta muchacha con él.

__¡Bianca, amor mío, sé valiente y di que nos queremos! ¡Que ante Dios y la Santísima Virgen lo hemos jurado!

Diálogo V

__¡Amadísimos fieles! Ante nosotros se presentan nuestros hermanos, Pietro y Bianca, que han manifestado su amor y su intención de unirse en matrimonio. Ambos son libres: de Pietro me consta y de Bianca acabamos de oír como su padre la deja en libertad al renegar de su paternidad. Por tanto, con la autoridad que me da la Santa Madre Iglesia, los bendigo y declaro ¡Marido y Mujer! Los juramentos de fidelidad mutua y a la voluntad de Dios los doy por expresados. Así pues, con mi bendición, pueden retirarse.

__¡Amén!

__¡Así sea!

__¡Dios los bendiga!

Diálogo VI
__¿Ves Bianca, amor mío, como se ha solucionado? Ven conmigo. ¿Tienes frío? Ese vestido de novia es demasiado fino. Con esta capa que he traído te cubriré para salir de aquí. Por Dios, no llores más. Ya me tienes a mí. Y yo a ti. Por allí veo a Giulio.

__¡Eh, Giulio, no te vayas! ¿Puedes llevarnos contigo?

__Pietro ¿Cómo traes así a Bianca? ¿no es esa la capa morada que tenías que dejar aquí?

__Sí, pero de momento me hace falta. ¿Puedes llevarnos contigo?

__Subid pronto. ¿Cómo es eso? ¿Has robado a la novia al pie del altar?

__No va robada, sino casada conmigo. El Arzobispo entendió pronto cuando dije ante todos que ella me había dado palabra de amor y nos ha dado la bendición de casados.

__¿Y dónde la llevas ahora?

__No he tenido tiempo de pensar, la casa de mi madre queda lejos. Tal vez podamos descansar en la tuya, si te parece, y después ya buscaremos albergue.

__¿No crees que Bianca tiene mal aspecto? Debe tener hambre. Si iba a comulgar, no habrá comido nada. Voy a parar en aquel mesón, tenemos que reponer fuerzas.

__Bianca, amor mío, vamos a entrar en esta casa. ¡Ah! ¡Ya veo que no puedes hacerte ver con esa ropa! Yo te acercaré un tazón de sopa, pero ya viene Giulio con él.

__Toma, este es para Bianca, después te traeré a ti. No la dejes sola. Yo comeré dentro.

__Bianca, amor mío, levanta la cabeza. Procura tomar esta sopa que te confortará hasta que lleguemos a casa de Giulio. ¡Por Dios, no he pensado si la mujer de Giulio tendrá habitación para nosotros! Bianca, por amor de Dios, come. Yo no puedo comer por ti.

Diálogo VII
__¡Amalia, Amalia! Ya estoy de vuelta. Acércate, viene alguien conmigo.

__¡Ah, Giulio! Has tardado mucho, se nota que es fiesta en el pueblo.

__Sí esposa, era fiesta para otros, no para mí. Lo que ocurre es que hemos venido despacio. Mira ahí están el primo Pietro y su mujer.

__¿El primo Pietro Lansi se ha casado? Ayer le vi y no me dijo nada.

__Todo ha ocurrido muy deprisa. Ya te lo contaremos. De momento quiere que los alojemos con nosotros hasta que pueda llevar a su esposa a casa de su madre, supongo. ¿Les dejaremos nuestro dormitorio?

__¿Cómo se te ocurre tal cosa, Giulio? Nuestro lecho es sagrado. Sólo para una madre enferma lo podríamos dejar. No querrás que otro hombre deje su olor allí ¿verdad?

__Que les digo, pues. Han venido en la confianza de alojarse aquí.

__Yo voy a ocuparme de la muchacha. ¿Cómo es que no se ha cambiado de vestido? ¿Y esa extraña capa?

……………………………………

__Te buscaré ropa mía pues ese vestido de seda no te cubre. Ya veo, saliste huyendo desde el altar. ¿No fue así? Bueno, no llores más. Ya estás con Pietro. Él cuidará de ti en lo que pueda. En este cuarto puedes cambiarte de ropa, yo voy a hablar con mi marido.

………………………………………

__Giulio ¿Qué ha ocurrido? La joven Bianca se escapó del convento supongo, pues ese traje de novia es de los que usan las monjas antes de tomar el hábito. ¿No vendrá su padre a buscarla, no nos molestará?

__No, Amalia, en la misma ceremonia de entrada a la Orden se presentó Pietro reclamándola por esposa, dando a entender que ya habían consumado la unión, y al confirmar sus palabras el Arzobispo los casó.

__El pobre Pietro debió ser más prudente, porque si habían, como dices, consumado su unión, pronto la hubieran devuelto a sus padres declarando otro motivo.

__No sé, creo que no pensó más que en impedir que entrase a la clausura, como si aquello fuese un pozo.

__Ocúpate de traer unos colchones a este cuarto y las camas que usan los mozos en verano. Están en el granero. Yo traeré sábanas. No estés disgustado, aunque la estancia es pobre, se la ofrecemos con buena voluntad y con cariño. Dile a Pietro que te ayude a instalar a su esposa, que ya está vestida. Dime, Giulio, ¿Cómo es que Pietro entraba en casa de Bianca para que tal encuentro pudiese ocurrir?

__¿No sabes que Pietro era el contable del señor Rocamaldoro? Se pasaba horas y horas llevando sus cuentas, compras y ventas, que son cuantiosas, de maderas finas del Líbano para escultores y tallistas. También trae de otros sitios maderas blancas para techumbres o muebles. He sabido que el Abad del monasterio de San Calixto le ha comprado una partida grande porque van a realizar un nuevo refectorio.

__Trae un sillón que está arriba, puede que todavía sirva y quita esos bultos de ropa de los niños, a ver si esta habitación queda confortable. ¿Y dices que van a ampliar la iglesia de San Calixto?

__Sí. Vi salir al Abad a tomar su carruaje mientras yo esperaba a Pietro que, por cierto, iba muy disgustado.

Diálogo VIII
__¡Augusta, Augusta!

__Esposo mío, aquí estoy.

__¡Sí, mujer estúpida, insensata! ¿Cómo has podido dejar de vigilar a tu hija, mi hija!

__Al joven Pietro Lansi lo trajiste tú a casa por su talento para los números. Por servirte, entraba y salía sin vigilancia…

Diálogo IX
__¡Señor Brandino, señor Brandino! ¡tenéis que hacer algo por vuestra hija, pronto, pues quiere llegar a la muerte!

__¡Estúpido mozalbete! ¿me la robas para dejarla morir?

__¡No fue robada, mi señor! ¡Ella me quiere y gustosa estaría conmigo si vuestra maldición no le quitara el aliento! No come ni duerme desde aquél día, y son ya muchos los que han pasado desde entonces, que dijisteis esa palabra terrible que la consume como si hubiese tragado un veneno. A todo mi empeño en que tome algo de alimento contesta sin mirarme: “estoy maldita, estoy maldita, el que me dio la vida se arrepiente de ello, no tengo que vivir”. Por más que le repito que tenemos la bendición del sacerdote a nuestro amor, repite: “estoy maldita...” Y se morirá de pena si no la perdonáis. Su amor de hija es mayor que el que tenga por mí.

__Está bien, decidle que le doy mi perdón y que ésta sigue siendo su casa. Que coma y disfrute de la vida, yo me equivoqué al elegir para ella el convento.

__Pero debéis darme una señal pues a mí no me creerá.

__¿Tanto desconfía de vos?

__Tanto daño le habéis hecho con vuestra maldición que sólo vuestra palabra en su oído o una prenda auténtica la convencerá de que ha sido perdonada.

__Este anillo, mi sello, que siempre ha visto en mi mano ¿podrá convencerla?

__Creo que sí, señor. Y si añadís una carta, será seguro.

__Esposo, yo también quiero mandar una señal de amor a mi hija, aunque no dije nada en su contra. Este vestido de brocado que tanto le gusta, se lo entregáis con un abrazo mío y le decís cuánto deseo su bien.

__Marcho enseguida con estos regalos que le devolverán la vida a vuestra hija, espero, si no es otro su mal que la tristeza.

Diálogo X
__Bianca, amor mío te traigo las mejores noticias: tu padre te perdona y desea verte. También tu madre desea poder abrazarte.

__No me engañes, Pietro, Eso es lo que yo quisiera oír en verdad, pero tal vez tu amor se lo inventa.

__No, esposa mía, ¿conoces este anillo? De su dedo lo sacó para hacer una nueva alianza contigo. Y este vestido ¿lo recuerdas? Con él tu madre quiere que sientas su abrazo.

__¡Oh Pietro, Pietro! Veo que tu amor ha triunfado sobre todas las dificultades. Has ido a la boca del león a traerme el bocado que me arrebató. Te juro que mereces mi amor y por esto te amaré y honraré toda mi vida.

__¡Bendita seas, esposa mía, siempre, y por todos!











jueves, 1 de marzo de 2012

LOS SABIOS OLIVOS GRIEGOS

W.A.Mozart
Adagio. Trío para violín.

Son tan antiguos y tan sabios que yo pienso que estuvieron en el paraíso y que, por su antigüedad, han acumulado tanta sabiduría. Para mí son el ejemplo del equilibrio. Advierto su jugosa perfección que parece obtenida a base y después de muchos ensayos.

¿Cómo era el olivo antes de decidirse a ser así? Porque no tomó esa forma por azar. El olivo es paciente, es fuerte. Se arraiga a la tierra con seguridad antes de mecer sus hojas al aire. No crece mucho. Se diría que quiere ahorrar trabajo a la savia que tiene que subir y no necesita de altos aires para mecerse. Así pues, la altura justa para despegar su fruto del suelo. Las hojas satinadas para que no se escape el agua con tanto esfuerzo tomada a la tierra y pequeñas ¿para qué más? Lo justo para respirar. No se abandona al lujo ni se tienta por la admiración al follaje.

Y el fruto...
¡Con qué cuidado lo trabaja y con qué economía!

Primero por la flor blanca, o parda, una pequeña flor le basta y ¿para qué dar trabajo a nadie? Se sirve del aire para transportar su polen. Así no precisa vestirse de bellos colores ni de gratos sabores para atraer a las trabajadoras
volanderas, como mariposas, avispas y toda esa pequeña tropa. En verano empieza su tarea y para cuando otros árboles empiezan a bostezar y perder ánimo para sostenerse en el aire, el olivo, el fuerte y resuelto olivo, prepara su fruto.

Lo ha pensado bien, en principio un fruto pequeño, digamos que fácil de manejar. ¿Sabía acaso de las manos de las aceituneras, a veces niñas?

Reducido sí, pero denso, no pierde esfuerzos en darnos un jugo dulce y efímero, no, lo suyo es la duración, el proyecto de futuro, un fruto que aguanta en el árbol y en la casa y después de exprimirlo, en la vasija. Durar es lo suyo. Así es el fruto, compacto, pequeño, lleno de jugo, pero paciente. Pues no por pensar en el presente se olvida del futuro y yo diría que van parejas su ofrenda con su promesa: cada fruto lleva una semilla. Ni pequeña como la mostaza ni grande como el níspero. Casi la mitad de la oliva es semilla y bien protegida en madera para poderla confiar a la tierra largamente. ¡Esto es su futuro, pero su presente es el aceite que nos da!.

Cuando lo ponemos en una lamparilla es la luz del sol, la que a través del aceite nos vuelve a iluminar.

Y es bueno para todo. Se aviene con casi todos los demás frutos de la tierra y los hace mejores.

Es tan bueno el aceite, que por ser, a veces, lo mejor que tienen los hombres se lo ofrecen a los dioses.

¡El aceite sirve para hablarle a Dios!

¡0h! ¡Sabios olivos griegos!.